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Luz María

Luz María Biografía Mínima
(Unauthorized version)


Luz María fue la primera descendiente del matrimonio formado por el doctor Alfonso Nieto y la maestra de primaria rural Lucinda Caraveo. Nació el 28 de septiembre del año 1959, un muy nublado martes que no hizo llover en la ciudad de San Luis Potosí. Inmediatamente que sonrió al nacer el doctor Díaz Infante le auguró un gran destino. Fue bautizada en la sierra de Chihuahua. Ese día sí llovió y mucho. Como pocas personas recibió toda clase de mimos y cariños, sobre todo de su madre quien gustaba de pegar su cara a la del bebé. Lucinda era una mujer físicamente muy fuerte, velluda, dueña de una voz hecha especialmente para cantar ranchero. Como la gente del norte del país, era sincera y poco misteriosa, apasionada y llorona. Alfonso, su padre, fue un médico que profesaba un liberalismo a lo Ponciano Arriaga. Su signo fue la inconformidad consigo mismo, que lo hacia vivir disgustado con su derredor, empezando con su familia. Contrario a su mujer, deseaba para sus hijos una vida donde destacaran y fueran señalados como los mejores. Los imaginaba libres de ideas y autosuficientes en una sociedad que a él lo había esclavizado. Alfonso deseaba una niña. Lucinda un varoncito. Por supuesto que Luz María fue el más grande amor de su padre. Tanto que hubo de producirse una distancia insalvable donde se instaló un odio paradójico que ha sido el motor que ha conducido a Luz María en busca de hombres de valor.
Durante la infancia su juguete preferido fue su hermano Amado, un año menor que ella. Amado fue el hijo más querido de su madre. No obstante, Luz María lo pudo utilizar para todos sus propósitos. Amado fue su escondite, su pretexto, su coartada, su cómplice, remitente, su sparring, y finalmente su más fuerte competidor. No se extraña, si tomamos en cuenta que ella lo consideró el regalo más especial de sus padres. Entre lo más rescatable de sus recuerdos infantiles tenemos: su madrina la señora Petrita, el bebeleche, sus primeras novelas de Corín Tellado, la minifalda, las migas con cebolla, Marino y la Patrulla Oceánica, y el “Lágrimas y Risas”.
Al crecer se convirtió en la mujer que soñaba su padre: una mujer independiente de los hombres, con elevadísima instrucción profesional, dominante, influyente, ambiciosa y protagonista. Lo que su padre no previó fue su acendrado romanticismo en una vertiente dramático-musical (herencia de la madre) que resultó intolerable para el insensible pragmatismo de él. Su hijo Amado heredaría parte de dicha intolerancia, manifestado en su abierto rechazo a los coros familiares.
Luz María no se enamoró de su padre, pero sí lo hizo de uno de los derivados paternos: la carrera de Agronomía. Si bien nunca se dedicaría al campo (en tanto actividad productiva del mismo), el campo ha sido su pasión. Al estudiar Agronomía pudo acercarse al enfoque multidisciplinario e incluyente de los espacios del saber. En esa carrera dio rienda suelta a sus inquietudes en las matemáticas, la biología, la economía y la filosofía. La carrera más completa para una mujer incompleta. La muerte de su madre la sorprendió estudiando un doctorado en el área de la Educación Ambiental. Su padre moriría trece años antes.
Luz María se ha casado en dos ocasiones. En ambas bodas los principales invitados han sido sus hijos, mismos que se le parecen tanto que han terminado por diferenciarse de ella, sobre todo su hija Gabriela. Sin lugar a dudas, su mayor logro (y salvación) lo obtuvo al casarse con Pedro Medellín. Pedro es como un gigantesco contenedor, una especia de pila enorme donde cualquiera puede nadar sin temor alguno. Los hermanos de Luz María con razón lo celan: porque fue el único que pudo. Si su padre viviera habría estado furioso por el matrimonio (como estuvo furioso por cualquier matrimonio de cualquiera de sus hijos). Para Alfonso el matrimonio era La Fuente de las Desgracias. “No te cases”, le decía a su hijo Amado todas las noches antes de dormir. Pero varios de sus hijos (incluyendo a Amado) lo han hecho y hasta en dos o tres ocasiones. “Llevar la contra para dar gusto”, sería un buen título para la biografía apócrifa no autorizada de Luz María.
Para este recuento mínimo se han omitido eventos esenciales, que hubieran aparecido si esto no fuera una biografía. Si fuera un guión de película, habrían de anotarse los grandes descubrimientos que ha hecho en su vida y de cómo se cambio de nombre artístico por el de Mariiana (con doble i). Si fuera el relato de un sueño, habría que describir todos sus viajes empezando por aquella excursión a Europa en sus XV años, y terminando en sus ahora favoritos viajes a los más rústicos y barrocos rincones del México Colonial. Y bueno, si fuera la letra de una canción no quedaría más remedio que hablar interminablemente de sus pequeños, medianos y grandes amores, amoríos y desvelos.

3 comentarios

Pedro Medellín -

Mayo:
Ah!! me faltó comentarte que siempre me gusta que hables de tu hermana Lucy. Leo tus textos sobre Lucy con un gran gusto, y no puedo dejar de pensar que se conjugan tu capacidad de expresión poética con tu capacidad de comprensión de las esencias y motivaciones de las personas. Claro, también puedo pensar que estas están doblemente motivadas/percibidas en el caso de Lucy, pero también puedo pensar que es un ejercicio tal vez más emocional que intelectual (lo que lo hace más atractivo). Es muy fácil amar a toda la familia Nieto...otro abrazo.

Pedro -

Pedro Medellín -

Mayo:
Sólo dudé en escribirte (y desde luego enviarte) este comentario. Si hubiera algo de admiración en tus escritos hacia el marido de tu hermana Lucy (no me hago ilusiones de que hubiera significado algo para tí de no ser así), puedes tener la seguridad de que esa admiración es mutua. Eso hace que me sienta bien por partida doble, sin decir que la expresión misma del contenedor es sensacional. Tal vez (no lo había pensado) efectivamente me gustaría sentirme así...un abrazo...