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arChivo Expiatorio

Unlove Story

Mientras espera la luz verde del semáforo, un conductor observa que el tragafuegos se empina un buche de gasolina y a continuación despide tremenda llamarada que deja rociado el parabrisas del auto con restos del combustible. La luz verde lo salva de tenerle que mentar la madre, ¿cómo habría de hacerlo? si el no tiene la culpa, piensa mientras se estaciona en la cochera de su casa, ¿y entonces quién? Ni que fuera la Madre Teresa, pinches lacras, pero tampoco Hitler, porque tampoco es para que llegar al exterminio. A lavar el carro, ni modo, prende el radio donde repiten una entrevista con Fidel Castro. Dice El Comandante, orgulloso, que en Cuba hay prostitutas que tienen título profesional. Orale, habla en voz alta el conductor, y piensa: “Lo dice en el sentido de que hasta los jodidos estudian, cuando en realidad es que hasta los que estudian se joden”. ¿Cómo puede ser que no se de cuenta? Termina dizque de lavar el carro cuando en realidad solo le embarró la gasolina en el cofre. Tendría que mandarlo lavar. Siempre ha pensado que si las personas que se dedican a lavar, autos-ropa-casas-trastes-personas, no sentirán feo vivir de la mugre, del inevitable destino humano de ensuciar y ensuciarse mientras vive. ¿La mugre es biodegradable? Le pregunta a su esposa mientras se lava las manos antes de comer. No, porque la mugre es un concepto-idea construido por la sociedad moderna (la esposa es psicóloga y estudia doctorado en sociología), asociado a la pobreza, esto es, los ricos nunca son mugrosos, de alguna manera siempre están limpios. Pues resulta, le dice el conductor a su esposa, que un mugroso tragafuegos sin piernas en una silla de ruedas roció mi auto de una mezcla de saliva mugrosa y gasolina. “Tan siquiera tu tienes auto” le contestó la doctora. Ya enchilado, pero contenido, le suelta: dice Fidel que en Cuba hasta la pirujas tienen doctorados. La mujer se le queda viendo, no como el hubiera esperado, sino diferente. Era una discusión sin importancia, en un día sin importancia, con tragafuegos sin importancia y comida sin importancia. Pero la mirada tuvo mucha importancia. En lenguaje beisbolero se diría que el bateador estaba con dos strikes sin bola y con un pitcher en total dominio de sus lanzamientos y que le tiró simplemente para no ser ponchado y pak! La bola fue a dar tras las gradas en un jonrón inesperado. Así son las cosas, un lumpen tragafuegos y Fidel Castro, le dieron las claves al conductor para cambiar el destino de su vida.
Mas le vale a este infeliz que nunca lea a Charles Bukowsky, el maldito y misógino poeta, es más de lo que pudiera tolerar:

Me gustan los colores de sus ropas,
su manera de andar,
la crueldad de algunos rostros de vez en cuando
la belleza casi pura de una cara total y encantadoramente femenina.
Están por encima de nosotros
planean mejor y se organizan mejor.
Mientras los hombres ven televisión
toman cervezas y juegan al béisbol,
ellas, las mujeres,
piensan en nosotros,
concentrándose, estudiando, decidiendo,
si aceptarnos, descartarnos, cambiarnos,
matarnos o simplemente abandonarnos.
Al final no importa
ya que hicieran lo que hicieran
acabamos locos y solos.


(Mujeres)

1 comentario

Mariana -

Genial!